
Y también imprima en su cuello un collar de gemas
En mi cabeza cruzo cientos y cientos de veces esa posibilidad. Al salir del juzgado, a lo largo de la audiencia, al charlar con mi abogado, en las noches de insomnio, al ver que no se realizaba la convivencia. Cada una eran motivos para ir a amenazar a los familiares.